martes, 28 de septiembre de 2010

La Plataforma contra el teleférico lleva a cabo una nueva iniciativa en defensa del Roque Nublo


47 personas subieron hoy al Monumento Natural para apoyar e impulsar el senderismo entre las personas con movilidad reducida gracias a la joëlette, una silla especialmente diseñada para este fin

La Plataforma Ciudadana contra el Teleférico Tejeda-Roque Nublo ha organizado este sábado una nueva iniciativa destinada a preservar el Roque Nublo, uno de los espacios protegidos de Gran Canaria y símbolo de los habitantes de la isla, de proyectos como el de la construcción de un teleférico en este Monumento Natural, una idea que el ingeniero Rafael Cabrera planteó el pasado mes de febrero y que ha provocado una gran polémica.
En esta ocasión, un grupo de 47 personas realizó a primeras horas de la tarde del sábado 25 de septiembre, el ascenso desde la zona de aparcamientos del Roque Nublo hasta su misma base acompañando a dos personas con movilidad reducida para demostrar que los miembros de este colectivo, o también cualquiera que padezca problemas de salud, pueden tener a su alcance los medios adecuados para disfrutar del senderismo y de la naturaleza.

Un vehículo adaptado y ecológico

Y todo ello gracias a la joëlette, una silla especialmente adaptada para este fin que fue diseñada por el guía de montaña francés Joël Claudel. Se trata de un vehículo sobre una rueda equipado con una serie de accesorios que ofrecen seguridad y comodidad al usuario. Otra de sus ventajas es que el montaje y desmontaje se realiza con facilidad, así como su transporte ya que cabe sin problema en el maletero de un turismo. Las características técnicas de estas sillas permiten transitar por casi cualquier tipo de terreno, siendo incluso más fácil que con una bicicleta.
Para conducir la joëlette es necesaria la intervención de tres personas: dos pilotos, uno delante y otro detrás, además de un tercero para el relevo y para garantizar la seguridad de la marcha.
Para llevar a cabo esta iniciativa, la Plataforma Ciudadana contra el Teleférico Tejeda-Roque Nublo ha contado con la imprescindible colaboración de la Plataforma de Personas con Movilidad y Comunicación Reducida de Canarias, dos de cuyos miembros, Gisela y Pedro, protagonizarán la jornada al ser ellos los que subirán hasta la base del Roque Nublo sobre estas sillas adaptadas.
Asimismo, la empresa grancanaria de turismo activo Mojo Picón Aventura, a través de su gerente Víctor Fornié, ha cedido generosa y desinteresadamente las dos joëlettes necesarias para esta acción, una experiencia que ya ha acometido en otras ocasiones. El recorrido con las joëlettes hasta la base del Roque Nublo es relativamente fácil salvo en un tramo concreto, donde los pilotos del vehículo adaptado se verán obligados a bajar a los pasajeros de las sillas y desplazarlos sobre sus espaldas debido a la estrechez del camino en ese punto, lo cual podría mejorarse con una mínima intervención por parte del Cabildo de Gran Canaria, institución responsable del mantenimiento del mismo.
Igualmente, el Colegio Oficial de licenciados en educación física de Canarias (COLEFC) también ha mostrado su apoyo a esta iniciativa.

jueves, 23 de septiembre de 2010

EL NUBLO... AL ALCANCE DE TODOS


La Plataforma Ciudadana contra el Teleférico Tejeda-Roque Nublo ha organizado este sábado una nueva iniciativa destinada a preservar el Roque Nublo, uno de los espacios protegidos de Gran Canaria, Símbolo de los habitantes de la isla e Icono de la misma, de proyectos como el de la construcción de un teleférico en este Monumento Natural.
Para llevar a cabo esta iniciativa, la Plataforma Ciudadana contra el Teleférico Tejeda-Roque Nublo ha contado con la imprescindible colaboración de la Plataforma de Personas con Movilidad y Comunicación Reducida de Canarias, dos de cuyos miembros, protagonizarán la jornada al ser ellos los que subirán hasta la base del Roque Nublo sobre estas sillas adaptadas.
Asimismo, la empresa grancanaria de turismo activo Mojo Picón Aventura, ha cedido generosa y desinteresadamente las dos joëlettes y monitores necesarios para esta acción, una experiencia que ya ha acometido en otras ocasiones.
Si te quieres venir con nosotros, quedamos a las 16.00 horas en el aparcamineto frente al inicio del camino del Nublo.
Lo que sí te agradecería, a parte de que nos acompañes, es que me enviaras un mensaje al correo: contraeltelefericoroquenublo@gmail.com, indicándonos tu asistencia y así conocer el número de personas que nos vamos a reunir para subir al Nublo.

sábado, 11 de septiembre de 2010

La población local: un reto fundamental para la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria


Hace algo más de cinco años la UNESCO aprobó la declaración de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, un hito de gran trascendencia en la valorización del patrimonio (natural y cultural) que alberga la Isla. Sin embargo, en nuestra opinión ese reconocimiento, con todo lo que supone, no ha tenido mayor repercusión en la esfera política y tampoco desde el punto de la gestión ha tenido el efecto deseado. Ello no nos extraña, pues hasta ahora la política medioambiental se ha caracterizado, al menos en esta isla y , particularmente, en lo que concierne a los Espacios Naturales Protegidos, por la NO gestión, o gestión pasiva, lo que ha provocado entre otras muchas cuestiones relevantes que se haya generado una cierta animadversión del habitante rural ante la excesiva (?) reglamentación “medioambiental” y este no es un tema baladí, pues no olvidemos que, en un territorio fuertemente antropizado, la protección y salvaguarda del patrimonio en él acumulado a lo largo de los siglos, está condicionada por la implicación de la población local.

Las estrategias que en el futuro se decidan y determinen por los órganos competentes para que la Reserva de la Biosfera funcione adecuadamente, como una herramienta que implemente las políticas de conservación del patrimonio y las actividades propias del mundo rural -acordes con el desarrollo sostenible-, habrán de contar ineludiblemente con la participación/implicación de la población afectada por la declaración.

Parece adecuado recordar que las reservas de la biosfera se basan en un concepto que apunta explícitamente a conciliar la conservación y el desarrollo sostenible. La UNESCO las define como un modelo participativo y sostenible para la gestión de los recursos naturales. Sus objetivos son la conservación de la biodiversidad y del patrimonio cultural, el desarrollo de actividades de investigación, la observación permanente de los fenómenos ambientales, la educación ambiental y, de forma sinérgica e integrada, el desarrollo sostenible y mejora de la calidad de vida de la población, entendiéndose, además, que su gestión debe incluir a representantes de las instituciones públicas, de las organizaciones de la sociedad civil y de los residentes de la localidad.

De esta forma, conceptualmente, las reservas de biosfera se transforman en sitios destinados a explorar y demostrar enfoques complementarios de la conservación y el desarrollo sostenible. En este sentido, es pertinente traer a colación lo que se plantea en Real Decreto 752/2010, de 4 de junio, por el que se aprueba el primer programa de desarrollo rural sostenible para el período 2010-2014 en aplicación de la Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el desarrollo sostenible del medio rural. (BOE, Núm. 142, 11 de junio de 2010) y en el que se indica que “La principal novedad que la figura de protección de Reserva de la Biosfera introduce en el panorama de la conservación es la de considerar, no ya sólo la protección de los elementos naturales existentes sino también la protección de formas tradicionales de explotación sostenible de los recursos.”

Parece obvio que hoy, en nuestro ámbito administrativo y territorial –desde Europa hasta Gran Canaria-, no se puede entender la defensa del medio ambiente sin vincularla al desarrollo rural sostenible. Es verdad que en las poblaciones rurales, en el campo, viven hoy pocas personas, en comparación a lo que ocurría hace medio siglo, pero también es cierto que estas gentes son las conocedores, y aún mantenedores, de unas formas de vida que tienen una interrelación con el medio muy próxima a parámetros propios del desarrollo sostenible y aunque, en la actualidad, las actividades agrarias, especialmente las de medianías y cumbres, tienen cada vez menor peso en el PIB insular, hoy contamos con nuevas opciones para el mundo rural, que son perfectamente conocidas y validas en otros lugares de UE y de España. En este sentido es cada vez más amplia la idea de “reagrarizar” el campo, con medidas acordes a nuestro “knowhow rural”, de forma que se abran vías para activar la economía, para fijar y consolidar a la población en el medio rural y para impedir la incalculable pérdida de valores intangibles.

Hace escasamente dos semanas, siguiendo lo pautado por la legislación general vinculada, el Gobierno de Canarias, a través del Decreto 103/2010, de 29 de julio, por el que se regulan determinados aspectos de la gestión y administración de las Reservas de la Biosfera en Canarias, se crean la Red Canaria de Reservas de la Biosfera y el Consejo de Coordinación de la Red de Reservas de la Biosfera de Canarias y se aprueba su Reglamento de organización y funcionamiento, ha regularizado determinados aspectos que tienen que ver con las Reservas de la Biosfera de marcado interés. No es cuestión de entretenerse hoy con el fondo de la citada norma, pero sí hemos de subrayar que con esta regulación de las RB de Canarias se abren nuevas perspectivas y oportunidades para deshacer algunos vicios y malas prácticas de la no gestión citada. Con su entrada en vigor tenemos la posibilidad de mejorar no solo algunos aspectos organizativos referidos al órgano de gestión de la RBGC, sino también otros como aquéllos vinculados a las propuestas de planificación. Así, se nos presenta una magnífica ocasión para activar social y económicamente la que puede ser una de las últimas opciones para impulsar propuestas realistas de desarrollo sostenible en esta zona del interior de la isla, actualmente catalogada como RB. Por ello, pensamos que informar de las oportunidades y valores que se nos ofrecen con en la RB debe ser un objetivo clave a programar. Los ciudadanos de la isla, especialmente los habitantes de la RB, deben conocer de forma pormenorizada las razones que hicieron posible su declaración y el abanico de posibilidades que se puede abrir en el futuro, si se logra por fin activar las estrategias y políticas adecuadas. Para nosotros este es el momento de poner sobre el tapete algunas de las directrices que deben articular la política medioambiental que rijan la RB; entre ellas, además de propuestas agroambientales –compatibles con las políticas de protección del patrimonio natural y cultural-; el desarrollo de modelos de buenas prácticas en el ahorro energético, etc, debe estar presente la participación ciudadana.



Consideramos que en esta “isla urbana” (“ciudad-isla”, según sesudos planificadores), la RB –que ocupa casi la mitad de la superficie Gran Canaria- puede llegar a ser un instrumento fundamental para la salvaguarda del patrimonio insular, para desplegar acciones sostenibles que sirvan, entre otras cuestiones, para potenciar y renovar las capacidades competitivas de las economías rurales , para cuidar el escenario paisajístico que la zona alberga, -fundamental para la industria turística-, y para solaz de los ciudadanos de la isla que por miles la visitan cada año.

Desde nuestra Asociación entendemos que muchos de estos aspectos no han sido considerados y que se está desaprovechando un oportunidad, lo que nos lleva a llamar la atención a las administraciones públicas con competencias, a las organizaciones sociales y la ciudadanía en general para aunar esfuerzos a favor de planteamientos realistas y coherentes para rentabilizar de forma sostenible los recursos que alberga la RBGC. Por ello, queremos reclamar a los partidos y organizaciones políticas que incluyan en sus propuestas la consecución de los objetivos antes dichos y lo expresen claramente en los programas electorales que presentarán de cara a las elecciones que se celebrarán la próxima primavera.

Nosotros ya hemos asumido este reto, el que nos incumbe como parte de la sociedad civil organizada, y en esta línea La Trasierra ha presentado alegaciones al Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Rural del Nublo (en tramitación), reclamando que se adapte a la figura de Reservas de Biosfera reconocida por la Unesco y, entre otras muchas consideraciones, que se corrijan los objetivos previstos y los mecanismos de participación ciudadana. Nuestra labor no se ha detenido aquí y además de solicitar la presencia de la sociedad civil organizada en los órganos de gestión de la RBGC, pretendemos dinamizar a la sociedad de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria razón por lo que realizamos propuestas asertivas como un proyecto para la investigación y recuperación del cultivo del almendrero –de gran arraigo en la y con magníficas perspectivas-; una propuesta de estudio para la declaración como Patrimonio de la Humanidad al valiosísimo Arte Rupestre que se localiza en la zona, etc. Valgan estas propuestas como ejemplo de nuestros objetivos que se centran en participar en la planificación y en la gestión de la Reserva de la Biosfera.

Solo un diálogo fluido entre los representante de las administraciones públicas y los ciudadanos permitirá diseñar, ergo planificar, como plantea la UNESCO, una reserva de la biosfera con y para los ciudadanos.

* José Guerra de la Torre y Cristóbal Sánchez Cárdenes, presidente y vicepresidente de la Asociación para el Desarrollo Sostenible de la población de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria (La Trasierra)

jueves, 9 de septiembre de 2010

“No aprendemos de los errores” El teleférico. Por Santiago Gil



No confundamos nuestros pasos con los de la naturaleza. Nosotros crecemos, nos multiplicamos y un buen día decimos adiós, cada cual según haya vivido, más o menos satisfechos en función de nuestras coherencias, nuestros aprovechamientos del tiempo y nuestras propias experiencias vitales. El que siempre está volviendo a la infancia resulta un melancólico insoportable, y el que con cincuenta años se viste como si tuviera diecisiete queda grotesco aunque no lo sepa y piense que sigue siendo un Marlon Brando. Hay que saber cambiar con los tiempos que nos corresponden. Los que se niegan a evolucionar se vuelven rancios y desprenden ese olor a naftalina de las casas viejas y poco ventiladas.

El paisaje y la propia naturaleza sí que tienen unos ritmos y unos tiempos que nunca se pueden parecer a los nuestros. La efímera existencia de una flor o de una mariposa no cuadra con nuestra necesidad de años en el planeta; pero también nos sobrepasa la vida de una montaña o de una roca, esos millones de años que fueron necesarios para que se creara un valle o una de esas costas que a veces parecen trazadas con el cincel del más inspirado escultor.

El Roque Nublo es un milagro de esa naturaleza milenaria que nos deja sin palabras cuando nos asomamos a los abismos cumbreros de Gran Canaria. No sé cómo en medio de esa belleza se puede plantear un trazado de cables y cabinas para relanzar la economía de la zona. No aprendemos de los errores ni de los destrozos paisajísticos que han ido alejando a ese turista que buscaba justamente lo que nos hemos ido cargando. Los pocos sibaritas del paisaje que nos visitan lo hacen justamente por los barrancos y las cumbres limpias de hormigón y cemento que aún mantenemos a salvo. Un teleférico, para qué un teleférico. En lugar de aquella tempestad petrificada que encandiló a Unamuno tendríamos una tempestad electrificada, codificada y de un futurismo hortera de nuevo rico. Si no nos espabilamos, un día subimos a Tejeda o Artenara y encontramos esos cables delante del arrebol espectacular que en el ocaso hermana al Teide con el Roque Nublo y el Bentayga. Y cuando ya esté el teleférico querrán poner telesillas para subir a la cumbre desde San Mateo o helicópteros desde los que poder contemplar a mucha más altura los barrancos luminosos que inspiraron a Néstor Álamo. Somos pueriles y confundimos la realidad con la televisión. Si los dejamos nos destrozan los pocos lugares en los que todavía podemos reconocernos. Nuestros antepasados aprendieron a admirar sabiamente esos paisajes desde cualquier degollada. Ninguno de ellos envidió nunca la vista de esos cernícalos que saldrían definitivamente espantados de la isla si también se encontraran cables en medio de la nada.

Santiago Gil
Escritor y periodista

lunes, 6 de septiembre de 2010

Teleférico, desarrollo y sentido común. Por Faustino García Márquez


En el Nublo no se puede instalar un teleférico. Entre otras razones, porque lo prohíben expresamente las Normas de Conservación de este Monumento Natural, que fueron aprobadas en diciembre pasado por la Cotmac y entraron en vigor hace dos meses, tras publicarse en el Boletín Oficial de Canarias. En la zona de "uso moderado" que constituye el grueso del Macizo del Nublo, el artículo 33 de las Normas define como usos y actividades prohibidas "todo tipo de nueva construcción" y "la ubicación de infraestructuras que no respondan a labores de conservación y gestión del Monumento Natural".

La prohibición no es caprichosa: el Roque Nublo es el hito paisajístico más singular y simbólico de la isla y dispone de una amplia cuenca visual, formada por un arco de 20 kilómetros de longitud que va desde Altavista al Montañón, por todo el borde de la Caldera de Tejeda, y que se continúa por Pajonales, Sándara, Tauro, Los Marrubios, la Mesa del Junquillo y la de Acusa, y puede admirarse desde La Aldea, Inagua, Maspalomas o el Teide.
Los jueves, milagro.

Los municipios cumbreros llevan decenios desangrándose, perdiendo población, actividad y patrimonio económico, ambiental y cultural. Y esto no se resuelve con planes rectores de uso y gestión. Tampoco, por desgracia, con soluciones mágicas, con infraestructuras milagrosas como una carretera o un teleférico, y menos aún cuando pueden dañar a los valores que, justamente, constituyen el tesoro diferencial del centro de la Isla. Y a cambio de beneficios mucho más que dudosos.

Se trata de la instalación de un artefacto para ver un paisaje que puede ser contemplado, a pie y en coche, desde decenas de puntos de vista y trayectos panorámicos. Un artilugio para llegar a una plataforma, el Tablón del Nublo, al que se puede acceder a pie, en media hora, por el sendero más usado de Gran Canaria, que salva un desnivel de 170 metros en un kilómetro de longitud. Cientos de turistas, sin equipamiento especial, hasta con simples (aunque inadecuadas) sandalias playeras, viven cada día la aventura de ascender entre pinos hasta lo que parece el techo de la isla, el púlpito de la amplia Caldera. Al llegar al Tablón, el visitante se ve recompensado con la sensación de haber conquistado una fortaleza natural, un amplio y elevado patio de armas, abierto al sol, al aire y al paisaje, rodeado de precipicios y dominado por la torre del homenaje que representa el Roque, y su escudero, la Rana. Y todo, a costa de perder un pizco el resuello y parar un par de veces a recuperarlo. Evidentemente, hay personas que no pueden o no disfrutan con este limitado esfuerzo; pero el ejercicio es, justamente, parte indispensable de la experiencia. Todos tenemos límites y terrenos vedados, intelectuales o físicos, sin que eso nos amargue la vida.

No cabe la comparación con otros teleféricos, como el del Teide. En primer lugar, porque fue instalado en la época del crecimiento a toda costa o a costa de todo, y resulta dudoso que hoy, con nuestra cultura ambiental y paisajística, más que por nuestras leyes y planes, se admitiera tal instalación tampoco allí. En segundo lugar, porque la alternativa de subir caminando al Pico requiere un cierto nivel de equipamiento y condiciones físicas, para aguantar las 6 ó 7 horas de dura caminata y salvar un desnivel de 1.370 metros.

Y encima, existe el probable riesgo de que un teleférico no solo quede en una atracción banal que apenas deje en el municipio otra cosa que el trasiego de las guaguas, sino que reduzca el atractivo del paisaje e incluso de la turística subida a pie del Nublo, por mor del impacto visual o de la supuesta riada humana. Con demasiada frecuencia, en nuestra más cercana historia, la magia y los milagros han dejado a la naturaleza, a la sociedad y a la economía canarias aún más tullidas de los que estaban antes de la taumatúrgica intervención celestial.
El pan de cada día.

El centro de la isla aporta paisaje, naturaleza, arqueología, etnografía y, en suma, atractivo para una industria turística de la que solo recibe beneficios mínimos y marginales. Pero el mantenimiento de ese patrimonio natural y cultural impone a sus habitantes obligaciones y sobrecostos que no hacen más que aumentar el abandono agrario, la despoblación y, como consecuencia, la pérdida de los valores que lo hacen diferente y atractivo. Es una espiral que lleva demasiados años hundiendo la comarca más hermosa y auténtica de Gran Canaria. La inversión de esta dinámica exige mucho más que milagros puntuales; exige estrategias que definan y desarrollen actuaciones coordinadas, exige voluntad política y solidaridad social, exige liderazgo, participación y sentido común.

Por desgracia, la declaración de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria es un mal precedente, frustrado y frustrante. La Reserva pudo, puede y tiene que constituir un marco de desarrollo participativo y sostenible, basado en la adecuada relación de mutuo beneficio entre el hombre y su medio, en la sostenibilidad cimentada en la prevalencia del desarrollo humano y la calidad de vida de los habitantes. Para eso se declaran Reservas de la Biosfera, y no para otorgar medallas que colgarse o abandonar en un armario, por incompetencia o celos políticos.

Como apoyo al marco de la Reserva, nuestra denostada legislación territorial añade instrumentos de equilibrio socioeconómico, como el Fondo de Compensación Territorial y Ambiental, destinado a reducir desequilibrios de desarrollo territorial, mediante la financiación de programas y actuaciones que tengan por objeto, justamente, impulsar a aquellas comarcas que aportan atractivo al destino turístico pero no reciben los beneficios económicos de la actividad. Otro valioso mecanismo frustrado que, en once años de vigencia de la ley, nuestros gobiernos no han sido capaces de desarrollar y poner en práctica.

Se precisan programas y actuaciones que creen una red económica sólida y duradera, apoyada en el turismo, los servicios y la reagrarización de la comarca. Actuaciones para la recuperación de cultivos e infraestructuras agrarias, apoyo a las redes de comercialización, construcción de infraestructuras ambientales, hidrológicas, energéticas y de telecomunicaciones adecuadas, para el refuerzo y la defensa de unas infraestructuras viarias menos vulnerables. Se necesita una red viva de miradores, centros de interpretación etnográficos y arqueológicos; una red de senderos, nuevos y existentes, que irradien de Tejeda y Artenara, adecuadamente señalizados y mantenidos, que consoliden el turismo rural e incluso un turismo residencial, impulsor de la recuperación del patrimonio arquitectónico tradicional de la comarca.

La eterna primavera. No es una utopía; es una necesidad que se lleva aplazando demasiado tiempo, sin que se aprecie voluntad política de asumirla. No debe ser rentable; pero empiezan ya a haber demasiadas cosas no rentables en nuestro entorno: la sanidad, la educación, la biodiversidad, el paisaje, el suelo rústico, la legalidad.

En el país de la eterna primavera electoral, llevamos toda la etapa autonómica en campaña. Y eso cansa. De ahí, el irreflexivo o desesperanzado apoyo de unos y las pocas y vagas respuestas de otros a la imposible propuesta del teleférico, con las honrosas excepciones del Consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria y de la Alcaldesa de Artenara. ¿Cuánto de un programa de actuaciones, serio y participativo, integrado y coherente, se podría hacer con los 10 o 15 millones de euros que dicen que costaría semejante artilugio? ¿Cuántos puestos de trabajo permanentes, cuántas pequeñas empresas, cuántos residentes y visitantes se conseguirían con un esfuerzo económico inteligentemente dirigido?

Todo el tiempo que se siga esperando por la definición y aplicación urgente de un programa integrado de actuaciones que permita recuperar y poner en valor el patrimonio natural y cultural, arqueológico, arquitectónico y etnográfico de la Cumbre grancanaria, que permita a los cumbreros ejercer su derecho a tener las mismas oportunidades de empleo, acceso a los servicios y calidad de vida que el resto de los canarios, en equilibrio con su valioso medio, todo ese tiempo, será un tiempo abonado para la aparición de soluciones mágicas y milagrosas, aisladas, ilegales, costosas y, probablemente, estériles.

FAUSTINO GARCÍA MÁRQUEZ
ARQUITECTO Y MIEMBRO DEL GABINETE CIENTÍFICO DE LA RESERVA DE LA BIOSFERA DE LANZAROTE