miércoles, 30 de junio de 2010

Tal como te quiero


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Salimos desde Los Llanos de la Pez, bordemos la Caldera de Tejeda y a pesar que la he recorrido multitud de veces, la visión que nos regala, me sigue sobrecogiendo como la primera vez.

Descendimos a La Culata y casi en cada paso, en cada recodo del camino, las vistas del Nublo, del Bentayga, de la Mesa del Junquillo, Pajonales, Inagua, Altavista, Tamadaba y el Teide colgado del horizonte, me hacían sentir un afortunado, al vivir donde vivo.

Lo mejor de todo... Que todos esos bellísimos parajes, esos que con su sóla visión, sientes que te envuelven con su magia, son míos, también tuyos, podemos transitarlos cuantas veces queramos.

Dejámos atrás La Culata para tomar el camino que remonta, por la vertiente del Roque Nublo, hasta la dorsal o La Raya de la Cumbre Central.

La Primavera comienza a pintar las laderas de color, del blanco de la magarza y del amarillo de la morgallana, a llenarlas de aromas y de luz. El aire era tan limpio y claro que parecía que nunca antes había sido respirado.

Arriba, en lo alto de la Dorsal, el camino, nos continúa regalando, nuevas visiones del Roque Nublo, La Rana y El Fraile. Nos ofrecen, quizás su ángulo menos visto, pero igual de bello, igual de mágico.

Aún sin Torres metálicas, sin cables de acero, sin estación ni vagones de teleférico...

Tal como te quiero.

2 comentarios:

  1. Y así es como lo queremos, para siempre

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  2. Espero que así se quede, que mis nietos y sus hijos puedan seguir disfrutando del mismo paisaje.

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