...un mar de nubes, un aurora rojiza se volvía oro puro por instantes. Un monolito, una piedra enorme, un brazo de libertad se alzaba otro día más, otro milenio más, hacia el cielo, un cielo muy azul que se desperezaba y acogía esa parte propia que la madre Gaia como otras tantas partes suyas, parecía haber puesto justo allí adrede... a conciencia, una conciencia cósmica, lejana a nuestra razón, insignificante razón, al igual que otras tantas partes en otros tantos lugares de este planeta... para hacernos estremecer cada día y hacernos pensar que si existen esos mágicos lugares desde hace tantísimo tiempo, quiénes somos nosotros, insignificantes en tamaño, insignificantes en comparación, insignificantes en edad... para alterar esa porción de Tierra, esa parte de nuestra Madre, alterarla para beneficio de unos pocos, unos pocos seres sin alma, sin conciencia, sin espíritu, ni un mínimo de criterio abierto a la belleza, a la paz que se respira, a la sensación de unión con nuestra madre eterna, con nuestra naturaleza interior. Tuve un sueño... y era de color dorado, muy dorado... todo seguía igual que hacia tantísimos años.
Precioso... todos los que amamos la tierra, nuestra tierra, tenemos también ese sueño. Lola
ResponderEliminarYo tambien lo quiero asi como está, no al telesferico..ni nada que se le parezca, natural como lo ah curtido la Madre Naturaleza.
ResponderEliminardios nunca había leído nada igual, tato sentimiento en tan pocas palabras, ¿cómo se expresa eso?, enseñame a querer...a querer el mar de nubes como una suave brisa que recorre mis mejillas, enseñame a amar, amar esa tierra como la sangre isleña que corre por mis venas, enseñame a respetar, a respetar ese paraje como si no pudiera respirar aire mas puro y enseñame tambien a olvidar, a olvidar ese llanto comprimido cuyas lagrimas parecen ya carecer de dueño!!... enseñame a sentir y eso es lo que haré por mi tierra, Canarias paraiso vivo por siempre!
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